CAPÍTULO 21: PERFECTA COMO UN CASTIGO
Vanessa
Mis uñas están recién esmaltadas en tono cereza. Aún brillan bajo la luz cuando acaricio el volante de mi Maserati. Huele a eucalipto, lavanda y éxito. El día en el spa fue un respiro necesario, aunque nada me relaja que el orden, la belleza y la victoria.
Abro la puerta principal de la mansión Kingsley y me detengo al escuchar voces. Bajo el ritmo de mis pasos, los tacones de diseñador ahora se deslizan sin ruido. Me acerco al salón evitando que me vean. Reconozco la voz de Derek, seca y áspera como siempre y alguien más…
—…Aunque, considerando la llamada que escuché, parece que tu esposa no es la única mujer en tu vida. ¿Quién es Maddison?
Siento un vuelco en el estómago. Maddison. Otra vez ese nombre. La secretaria barata que se las quiso dar de muy digna, pero bien que está embarazada de mi hombre. Me asomo levemente, puedo verlos parcialmente desde mi escondite… Ahora sé quién es el otro hombre que habla.
Su abuelo, Jonathan Kingsley