CAPÍTULO 15: ULTIMATUM
Derek
El teléfono vibra sobre la mesa mientras estoy sentado en el balcón del hotel, viendo cómo la luz del atardecer se funde con el océano. El número que aparece en la pantalla hace que un nudo se forme en mi estómago. Gregory Beaumont.
Contesto sin emoción.
—Gregory —saludo.
—Tenemos que hablar —dice con ese tono de voz que es una mezcla perfecta entre amenaza y cortesía falsa—. Mañana a primera hora en mi oficina.
Cuelga sin darme opción a discutir. Así es él. Siempre moviendo las piezas del ajedrez con la certeza de que todos a su alrededor son peones. Me quedo inmóvil por un momento, no necesito preguntar de qué se trata. Si Gregory me llama, es porque ya sabe algo. Algo que no debía saber.
Me levanto de golpe, furioso. Camino de un lado a otro en la habitación, como una fiera encerrada. Maldita sea.
Maddison tendrá que esperar.
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Al día siguiente, bajo del jet privado en California con la mandíbula apretada. El aire aquí huele a poder, a negocios, a hipo