57. Lejos
Selene miraba a Frederick y ninguno de los dos sabía qué decir, porque lo que sabían parecía ser insuficiente en ese momento. La única que podía dar un poco de información se encontraba golpeada y todavía en el suelo, porque Jack no se atrevía a levantarla y que alguna herida de las que tenía pudiera empeorar.
—No-no-nosotras hui-mos de él —murmuró Serafina.
—Mi amor, no hables, guarda fuerzas —le pidió Jack, sin evitar que una lágrima se deslizara por su mejilla. Serafina le regaló una leve sonrisa y levantó su mano para limpiarle el rostro a su esposo.
—Lucio… —hizo una pausa para tomar un sorbo de agua más largo— intentó ahogar al bebé, ella lo detuvo y casi la… a ella —omitió la palabra, pero todos supieron cuál era. La joven hacía un gran esfuerzo por contar las cosas—. Yo lo golpeé y salimos —dijo Serafina y no pudo seguir con las explicaciones, aunque no fueron necesarias.
—¿Fue ahí cuando las encontramos? —preguntó William y la joven asintió.
—¡Dios, mío! ¿En qué momento pasó