55. Su lugar es aquí
Regina salió del castillo, se sentía desorientada, abrumada y dolida, como si la herida que sentía en el pecho fuera real. Trajes elegantes, carruajes llenos de lujos y la mirada de más de un guardia, en vez de hacerla sentir cómoda, solo la hicieron sentir más intimidada.
Corrió hacia la salida, hizo casi omiso de las preguntas que le hicieron los pocos que se preocuparon al verla así y solo se detuvo cuando un caballo bien conocido se atravesó en su camino, como si pretendiera detenerla. Gastón mordió su falda, con suavidad, mientras que ella intentaba liberarse e irse lo más lejos posible de ese lugar; sin embargo, el caballo no pensaba dejarla sola, así que, al final, Regina optó por huir en él.
—Eres un caballo Real, ¿no? —le dijo al subirse en la montura, sin tanta dificultad como imaginó, cosa que le atribuyó a su vestimenta, pues esta carecía de todos los aditamentos que en el pasado acostumbraba y que hacía de montar a caballo, una tarea compleja y dificultosa.
Todo había suc