P.O.V Calem
No sé qué me está pasando, porque cada vez que miro a Larissa sonreír o ver alguna parte de su cuerpo, me provoca demasiado. Primero fue en la playa, después cuando salió desnuda, y de tan solo recordar cómo se subió arriba de mí y sentir su piel fue algo muy excitante.
Ahora la veo aquí llorando porque se está despidiendo de sus padres. No me gusta verla llorar; siento algo dentro de mí que me duele mucho. Así que en un movimiento rápido la pego a mí para abrazarla.
—Tranquila, no llores, te prometo que te llevaré con tus padres —le digo en forma de consuelo; no quiero que siga llorando.
Duramos así, no sé por cuánto tiempo y me gustaría durar más; me siento muy bien tener a Larissa entre mis brazos.
***
Todo estaba yendo tan bien hasta que Larisa cometió el error de preguntar por mi padre. Pero no me gusta que me pregunten por mi padre; es una herida abierta que sigue ahí.
Me voy hacia mi habitación, cierro la puerta y de inmediato las imágenes de la muerte de mi padre l