(Keira)
No puedes estar tan desesperada, pensé para mis adentros. Ahora, sentía que la muerte me sujetaba de los talones mientas intentaba respirar algo que no sea la profunda pestilencia. Los insectos y alimañas que habían liberado para atacarme eran de lo más terrible.
Cristian estaba próximo a morir, podía verlo en sus ojos. Antes, cuando recién comenzaron a ahogarnos, gritaba y pedía ayuda sin cesar. Pero ahora estaba callado, como resignándose a su posible muerte y sin fuerzas para patalear siquiera.
—Cristian, escucha, tenemos que mantenernos flotando en la superficie. —insistí, no podríamos flotar si él se desmayaba, se hundiría y moriría en pocos segundos.
Mi cabeza apenas si podía estar asomada, a cada segundo tenía que batallar por sacar la boca del lodo putrefacto que nos cubría.
El no contestó nada, a pesar de estar flotando parecía muerto en vida.
Charlie había estado cerca y el decidió ignorarme. Eso me lastimó tanto que creí, me rendiría a morir allí, ahogada en ese lod