Un millonario escoge a una joven como su nueva esposa en una subasta. Esa misma noche, es secuestrada por un lobo alfa que la reclama como su mate. Los alfas comienzan a pelear por su mate, están perdidamente enamorados de ella, rechazando a las lobas que estaban a su lado. La venganza llega para quedarse, buscando que es lo especial en esa simple humana. Las lobas buscan matarla para que deje sus manadas en paz, rechazándola como si fuera un monstruo. Luna, así la llaman aquí, pero es mucho más, la seducción los hará matarse por ella. Una humana que tiene demasiado que perder como para rendirse. Deberá elegir entre los alfas al verdadero amor de su vida, el lobo que gané su corazón y la guerra entre manadas.
Leer másTomé aire mientras me colocaban las esposas, el hombre que me inmovilizaba era mucho más fuerte que yo, por lo que era inútil intentar liberarme. Yo me había buscado los problemas supongo, era esa clase de chica. Sonreí, porque incluso en ese momento, cuando estaba siendo aprisionada, estaba siendo yo misma.
—¿Estás contenta, Keira? —preguntó con desdén el otro hombre que se acercaba.
Claro que lo conocía, era mi proveedor y mi jefe, él se encargaba de darme el dinero que usaba para mantenerme. Debía haberle pagado hacía tres meses, supuse que mi plazo de deuda había culminado.
—Anda, perdóname, no volveré a tardarme. —dije, sonriendo, enredando mi cabello lacio y azabache entre mis dedos.
—Cállate, no te será tan fácil seguir engañándome. —gruñó Marcus, era mi jefe y tarde o temprano iba a cansarse de mi comportamiento. —Me has timado muchas veces, escúchame, no has pagado todo lo que te llevaste y al parecer, cada vez tienes menos oportunidades.
—¿A qué te refieres? —pregunté, enfocándolo con mis ojos color miel casi amarillos, sabía que intimidaban a la gente.
—Perdiste tu toque, linda. —guiñó un ojo, mientras me acariciaba la mejilla. —Te han atrapado las dos veces que has intentado robar en algún sitio. ¿Qué crees, que no me entero?
No era cierto, yo si lograba tener éxito en las ocasiones en las que daba mis golpes, seguía siendo buena criminal. Pero no quería que él lo supiera, seguía siendo un secreto, debía conseguir ese dinero para algo más importante que yo. Mi hermana había fallecido, dejando a mi sobrina de dos años sola y necesitaba asegurarle un buen pasar el tiempo que pudiera, era mi objetivo. Gala era muy importante para mí, debía cuidarla, era tan pequeña aún. Si le decía a Marcus, ella correría peligro y no me lo perdonaría jamás.
—Lo siento, debo estar volviéndome más lenta. —dije, encogiéndome de hombros. Llevaba mi ropa favorita. Mis botas negras altas con cordones, junto con mis jeans desgastados cargo color verde militar y un top azul que dejaba ver algo de mi vientre.
—Sí, lo sé. —dijo, al tiempo en el que me daba una palmada en la espalda. —Afortunadamente para ti, Keira, tienes otra oportunidad.
—¿En serio? —pregunté, bastante sorprendida, luego de que fallara en varias de sus tareas, no esperaba que siguiera confiando en mí.
—Sí. —sonrió con malicia, eso me lo dijo todo, lo que quería hacer conmigo no sería agradable. —Por eso las esposas, querida. Ya no tienes el talento para robar, pero sigues siendo bella, por eso encontré la forma en la que pagarás tus deudas.
En ese momento, empecé a temblar, el miedo me invadió. No me pasaba seguido, mi valor me mantenía con vida. Estaba atrapada, en un lugar repleto de criminales, los cuales no se arriesgarían por protegerme, pedir ayuda sería inútil.
—¿Qué has planeado, infeliz? —pregunté, desafiante, con el enojo cruzado en mi voz.
Marcus soltó una risa y me miró de arriba abajo, para él, la elegancia era esencial y mi ropa seguramente lo asqueaba, no toleraba esa sencillez. Le ordenó a uno de los hombres a su mando que trajeran nuevos atuendos para mí.
—No puedes verte así para la subasta, nadie querrá comprarte. —dijo, negando con la cabeza.
—¿Qué dices? No puedes venderme, no es legal… —empecé a decir, con desesperación. No podía ser cierto, era la peor de mis pesadillas.
—Nada por aquí es legal, guapa. —contestó, con una mueca, luego fue a recibir a toda su comitiva. Era una tropa de estilistas, con valijas con ropa y maletines con maquillaje.
Quería tomar mi teléfono y llamar a alguien para que me salvara, a pesar de que sería inútil. No tenía a nadie mas que a mi sobrina, pero ella se encontraba viviendo con la ex pareja de mi hermana. Si les marcaba, los condenaría a muerte. Los nervios me tensaban la piel, el hombre que me comprara podía hacer conmigo lo que le plazca, era el más terrible de los desenlaces para mí.
—No te aflijas, ni se te ocurra llorar. —dijo Marcus, acercándose con severidad. Me tomó el rostro con las manos. —Si los ojos se te enrojecen… —sacó el arma y me apuntó. —Terminaré pronto.
Tragué saliva y asentí, no podía negarme a sus órdenes. Por lo que, tuve que hacer un gran esfuerzo para no llorar. Con todas mis fuerzas me contuve, sintiendo la frialdad de Marcus sobre mí.
—Escúchame Keira, todos los invitados dispuestos a comprarte, han ofrecido un monto mínimo de cincuenta millones. ¿Es mucho más de lo que me debes no?
Mis ojos se iluminaron al oír esa descomunal cifra, algo que en mi vida no podría ver jamás. Con ese dinero, mi sobrina no tendría que pasar necesidades nunca más y podía darle la vida que mi hermana quería darle antes de fallecer.
—Si te portas bien, te daré la mitad. Es bastante justo. —arqueó una ceja, luego le dio un par de órdenes a las estilistas.
Asentí con la cabeza. Ese trato era muy tentador, claro que también conllevaba a un gran peligro. Aun así, era mi única opción, si no obedecía, de todos modos, estaría muerta. Respiré profundo, buscando un poco de paz para seguir, ser comprada por un extraño no era un futuro tentador.
Una de las mujeres me hizo sentarme en una silla para comenzar a lavar y a peinar mi cabello, mientras la otra preparaba el maquillaje. El vestido era de color lavanda, ceñido en las caderas, que solía ocultar con pantalones bastante anchos, porque eran bastante pronunciadas y a veces me sentía acomplejada. Este vestido marcaba mis curvas sin pudor alguno y los zapatos me estilizaban y temí caerme con ellos en medio de la subasta. Me plancharon el cabello hasta que quedó lacio y brillante, un flequillo en mi frente hacía que pareciera mucho más interesante y remarcaba mis rasgos y el color de mis ojos.
Estaba tan diferente que no me reconocí en el espejo. Tenía una misión clara, sonreír durante todo el proceso.
—Ahora sí, querida Keira, te ves excepcional. —dijo Marcus, aplaudiendo al verme así de producida. —Tendré una buena oferta, ya lo verás…
Sus palabras no me daban nada de seguridad, el no era el hombre más honesto del mundo. Confiar en él sería muy ingenuo de mi parte. Tenía un plan, solo debía esperar, por el momento sonreiría hasta encontrar al magnate que me comprara y luego, actuaría, una vez con el dinero en mis manos. Podría escapar, con la suma entera podía desaparecer junto con Gala.
(Nat)La boda en aquel momento, terminó con una gran fiesta, de la cual no me retiré temprano como hubiera querido, sino que me quedé hasta casi el final e incluso, me divertí. El sentirme parte de una manada era nuevo para mí y eso me hacía sentir bien. Nunca antes quise reconocer a un alfa, por el rencor que sentía a causa de mi titulo de omega. Pero ahora, las cosas habían cambiado.Después de la boda los años pasaron demasiado rápido. Este era uno de mis departamentos en los cuales guardaba papeles, porque Kal no daba abasto con los números y ahora éramos varios los que debíamos encargarnos de ello. Habían pasado cuatro años y medio desde que Iker y Keira se casaron. Todos seguíamos viviendo en la mansión, que sufrió muchas reformas a causa de los nuevos integrantes.Debía volver antes del almuerzo, porque los fines de semana se acostumbraba a que estuviéramos todos y le prometí a Lukken que estaría allí para jugar con el balón. Me apresuré en conducir de vuelta hacia la mansión c
(Iker)La vi llegar caminando con una ligereza sutil, estaba más bella que nunca. El vestido remarcaba sus formas femeninas, las curvas que yo tanto amaba. Mi corazón latía con una intensidad terrible, creí que me daría un ataque. Estaba nervioso, porque a pesar de ahora ser el alfa líder, tenía miedo de que mi propia boda no saliera bien.Cuando sentí la suavidad de su piel al rozar nuestras manos, la felicidad me colmó de pies a cabeza. El hormigueo en mis pies desapareció para dejar solo la alegría del momento, porque estaba viendo a la mujer más bella de la tierra a mis ojos aceptar ser mía para siempre.La vi como la primera vez, como la mujer más seductora que había observado. Su aroma me volvía completamente loco, ahí supe que no podría jamás fijarme en nadie que no fuera ella. Solo Keira era perfecta para mí.El hombre dio las palabras que nos casarían para siempre, frente a la multitud de personas que habían asistido, los lobos y mafiosos que me debían plena lealtad. Mis tatu
(Keira)La decoración estaba increíble, no podía creer que el día al fin había llegado después de haber esperado por tanto tiempo. La alianza brillaba en mi dedo, estaba tan hermosa como él día en que lo recibí. No había visto a Iker, no podía verlo hasta que fuera el momento indicado, como lo mandaban las tradiciones.Estaban arreglándome, un recuerdo invadió mi mente. Me recordó al primer día en que esta locura comenzó, cuando Marcus me preparó para esa subasta en la cual podría al fin saldar mis deudas. Eso pareció una historia pasada, tan lejana que no podía visualizarla a la perfección. En ese momento creí que fue lo mejor que le pasó a mi vida, porque era la oportunidad de pagar todo ese dinero que debía. Recuerdo que era una cantidad abrumadora, no imaginaba como una chica como yo podría alcanzar a pagarlas. Tenía sueños pequeños y fuertes, una casa para que mi sobrina viviera, poder tener su custodia.Ahora, parecía que el mundo se había dado vuelta enteramente. Ema estaba a m
(Ema)Tomé la mano de Zhang al bajar del auto, a pesar de que no sabíamos a ciencia cierta si allí estaban viviendo. Pero la certeza fue probada a medida que nos acercábamos. Pude ver como estaban las ventanas tapadas por cortinas negras. Al estar a unos escasos metros, divisé una bandera de luto más grande, con un emblema de un antiguo apellido de manadas. Así era la manada de Robert, su vejez en este mundo les dio un poder grande. Yo había oído cientos de historias sobre ellos.—Lo que te imaginas es cierto. —dije, con temor. —No sé cómo lo tomarán, en especial si ellos creen que…El cubrió mi boca suavemente, debía de haber escuchado que se aproximaban. Solo Tania salió a la puerta a recibirnos. Llevaba el rostro enrojecido, como si tuviera alguna clase de alergia. Supuse que podía ser algún tipo de brote por estrés a algo semejante. Esta situación debió afectarla negativamente. Llevaba un sueter de lana violeta, con flecos desaliñados, para nada correspondiente con el estilo que s
(Zhang)Debía ser sincero, en realidad no tenía ni las más mínimas ganas de ir a buscar a Robert y Tania. Pero Ema necesitaba hacerlo y eso era lo único que yo necesitaba para convencerme. Volví a mi cuarto para cambiarme y buscar un abrigo, porque no sabía de cuantas horas sería el viaje. Me detuve en el pasillo para llamar, así anunciaba que necesitaba un auto lo antes posible. Quería uno cómodo para ella. El muchacho dijo que en una hora estaría aquí afuera, por lo que tenía tiempo libre aún.Un escalofrío me recorrió los huesos y quedé paralizado en el medio del pasillo. Quise enfocar mi vista en el perchero y contemplé, que la fotografía situada anteriormente allí tenía un cambio. En ella se veía a la familia de Iker. Pero la madre ya no tenía cabeza, estaba había sido recortada.Miré hacia el frente y contemplé a la pequeña Gala con la tijera en sus manos.—No debes romper cosas, te regañaran. —dije, tratando de no sonar muy severo.Ella no lo entendió y sus ojos se llenaron de
(Keira)Esa mañana, desperté como la mujer más feliz que pisara la tierra. Mi corazón estaba en llamas, por el deseo y la pasión que liberaba al estar despertando al lado del hombre que amaba.El no llevaba puesta camiseta, pasé mis dedos por sus nuevos tatuajes. Al cederle el poder que tenía en mi interior, subieron por su cuerpo delicados hilos de plata, que se mezclaron con los tatuajes de tinta complementándose a la perfección. Sus músculos habían aumentado, su piel se había curtido por la guerra haciéndose todavía más atractivo. Mi cabello se enredó entre sus brazos. Él dormía aún, estaba tan agotado a pesar de que habían pasado dos días desde que la guerra terminó. Solía quedarse dormido hasta las diez y luego, retomaba sus energías a la perfección. Aunque yo también estaba cansada, no podía pasar de las nueve, suponía que era la ansiedad. Nuestra boda se llevaría a cabo en unos días, faltaba tan poco y había tanto que hacer. Sumado a que el pequeño que se gestaba en mi interior
Último capítulo