DAMIÁN:
—Maldición.
Murmuro mientras me giro levantando la mano para que al demonio no se lo ocurra disparar h dejarme convaleciente.
—¿Quién eres?
Me pregunta quitándole el seguro a su arma para dispararme.
—¿Yo? Nadie.
Susurro para usar mi velocidad vampírica y destrozar su cuello.
Su asquerosa sangre llega a mi paladar y hago una mueca de asco.
—Que asquerosa sangre.
Susurro para luego esconder el cadáver y no llamar a la atención de más.
Con sigilo me oculto detrás de un arbusto y presiono el auricular que tengo en mi oído.
—Rafael.
Hablo y escucho su voz de inmediato.
—Hay un cambio de guardias Damián, este es tu oportunidad de entrar sin ser visto.
Dice g sonrío de medio lado.
—De acuerdo.
Susurro para luego mirar la brecha de unos segundos y entro con mi velocidad vampirica al recinto.
El lugar me recibe con una luz cegadora y bato mis pestañas varias veces para poder mirar mejor.
Escaneo el lugar para ver si hay personas, pero no siento nada y decido entrar.
Con pasos sigiloso