- Son las 6 y 30.
- Pronto yo... tengo que ir a trabajar. - Advertido.
- Yo también. Pero honestamente, te necesito por un tiempo... Aquí conmigo.
"No me importa llegar tarde…" sonreí, todavía acurrucada contra él.
- Hmm, estoy empezando a entender por qué no me detuve en los trabajos. – se burló.
- Creo que ha llegado mi mayor razón por ahora en mi vida. - Risas.
Sus dedos rozaron mi espalda suavemente, dándome sueño. No quería dormir, pero mis ojos comenzaban a cerrarse.
"Te despertaré con mi lengua, entre tus piernas…" dijo suavemente, luciendo cansado también, sus ojos casi cerrándose.
- Y te mato... Estoy cansado... Completamente sin fuerzas...
Terminé quedándome dormido y no estoy seguro de que no cerré los ojos aún sonriendo.
Me desperté con los brazos de Héctor todavía alrededor de mi cuerpo. Él estaba durmiendo. Yo me mudé y él también.
- Mmm... ¡Bárbara! - Dijo, mientras giraba hacia el otro lado, sin despertarse.
Me senté en la cama y respiré hondo: ok, Bárbara, tal vez no