Saqué la entrada del concierto de Bon Jovi del sobre y grité desesperadamente. Ambos me abrazaron con fuerza y no pude resistir las lágrimas.
- Ustedes son los mejores amigos que alguien puede tener en la vida. Y ahora sé que Dios se llevó a mi madre, pero dejó ángeles en su lugar.
- Ah, Babi, no tengo nada de ángel. – Salma nos soltó.
- Soy un angelito... Hermoso y maravilloso. Ben parpadeó repetidamente.
- Chicos... voy al concierto de Bon Jovi. Grité y salté hasta que me cansé, con los dos mirándome como si no fuera una persona normal.
El teléfono de Ben sonó y me quedé allí, besando el boleto una y otra vez.
- Si babeas sobre el periódico, no irás al espectáculo. - Salma se sentó en el sofá.
- A continuación, amigos: el Síndico pidió que dejen de gritar o nos multan. – dijo Ben mientras colgaba el teléfono.
- Y voy a multar al casero por no hacer funcionar el puto ascensor. - Yo hablé. “No puedo recordar la última vez que fui tan feliz en mi vida. - Miré a los dos.
- ¿Cuándo funci