Ben la abrazó:
- Estamos contigo, amigo. Y... Si no soy el padrino, me enfadaré mucho.
Empezamos a reír:
- Por supuesto que serán padrinos... Y un poco de mamás también. - Ella sonrió. - Sé que puedo contar contigo para que me ayudes con la educación de esta criaturita que se está formando aquí dentro.
- No hay suficiente cuchara para acompañarme, chicas. – Ben sonrió, apretando fuertemente a Salma entre sus brazos. “Me voy a derretir por este bebé. No puedo creer que voy a ser mamá. Si no fuera por que tuviste este hijo, esto nunca hubiera pasado en mi vida.
- Sí... Un bebé con tres mami. - Salma sonrió.
Nos abrazamos cariñosamente, los tres. Poder contar con Salma y Ben en mi vida fue un regalo, algo que jamás podría agradecer a la vida.
- ¿Se puede bailar embarazada en Babilonia? pregunté con curiosidad.
- Claro que no. - Ella rió. “A medida que crezca la barriga, lo revisaré.
- Sería bizarro una bailarina embarazada en la caja de cristal. Pero al mismo tiempo... Diferente. - Ben s