- No te imagino en una relación en la que las cosas estén fuera de tu control y no sea lo que quieres, Bárbara. - Dijo, acariciando suavemente mi regazo, con sus dedos.
Sentí su cálido aliento en mi cuello mientras acurrucaba mi espalda contra su pecho, jugando con la espuma perfumada.
- Me convertí en esa persona que ves ahora... Que teme la más mínima situación que pueda hacerme perder el control.
- Me pregunto cómo... Duró tanto.
- Yo también. Pero era la prueba de que nada es malo para siempre. Un día las cosas cambian. Y todo me fortaleció de alguna manera. Estoy orgullosa de quien soy hoy, pero estoy agradecida con ese "yo" que pasó por todo lo que ella pasó para transformarme.
- ¿Y después de su muerte? ¿Que hiciste? ¿Sufriste su muerte de alguna manera?
- Después de su muerte, abrí un vino espumoso y lo celebré. Era el final de su vida, pero el comienzo de la mía. Ya vivía con mis amigos, Ben y Salma. Creen que los siguientes dos años fueron de luto por mí, pero no... Fue de a