El fin de semana llegó y le dije a Babs de mis planes. No estaba muy de acuerdo con ellos, pero aun así me apoyó.
Alisté mis cosas y Charles me llevó a la estación de autobuses, pues no quería afectar el trabajo de la granja, y si dejaba que Charles me llevara solo iba a retrasar el trabajo que había de hacerse.
El camino, como toda la semana, se me hizo notablemente eterno, pero finalmente llegué.
No pude evitar alimentarme un poco de la nostalgia, y pase por el apartamento que era de mis padres. Faltaba aun para las siete, así que fui a la cafetería por un buen vaso de café y una ración de esas deliciosas galletitas de mantequilla que yo amaba, y extrañaba.
No sentía que el día avanzara, así que opté por adelantarme al lugar. Faltaban al menos tres horas más, así que me senté en la acera de la entrada a esperar la hora.
No sé cuantas veces mire el celular. Durante toda la semana había visto mas de una vez el chat en messapp y no había notici