Busqué la manera de no ser descubierta, y aguardé en silencio hasta que el jardinero se fuera. Intenté contener las lágrimas lo más que pude para que no me escuchara, y el ruido del agua golpeando contra las hojas me ayudó bastante a camuflajear mis sollozos.
En cuanto los pasos del jardinero se escucharon pesados y alejándose, aproveche para salir.
Avancé en cuclillas cuidando de no pisar alguna rama que me sacará al descubierto, y lo logré. Logré llegar a la salida trasera del jardín sin ser detectada, o eso pensé yo.
Mi corazón casi se detiene al sentir una mano en mi hombro deteniéndome.
―¿Tu? ¿Qué haces? Van a verme ―susurré agachada.
―Intento alcanzar mi tranquilidad y mi felicidad ―Sonrió agachándose a mi lado.
―Neal… ―No me dejó continuar, porque antes que pudiera decir algo,