Habían pasado dos meses y todo marchaba relativamente bien, pero ese día pasaron tantas cosas, que lo veía más lejano que cercano.
Tuck me había invitado a un pequeño festín que hacían en el pueblo, Chloe iría con su novio, pero la verdad lo dudé.
Ese día al terminar el turno, no fue Neal quién me recogió, y yo sabía que no iba a ir.
Por la tarde, esa mujer se presentó en mi trabajo. La reconocí en cuanto entró y no fue nada grato, pues me sentía asustada y desprotegida. No se acercó a nadie, y Tuck notó que ella no iba precisamente como clienta.
―¿Cuánto es lo que quieres? ―preguntó directamente y aunque me infundía miedo, pude sostenerle la mirada. No quería demostrarle que me aterraba verla.
―No entiendo, señora Costello.
―¿Cuánto quieres por dejar a mi hijo tranquilo?
―¿Usted cree que con dinero puede lograr que me aleje de él?
―Con dinero puedo solucionar las cosas. No seas tan insolente y ahorrémonos todo este dra