“Es momento que toda la familia Clindi pague por lo que me culparon” “Nadin te he pedido perdón” “Ya no me importas más Ángelo, mi amor por ti está en el fondo del mar” Nadin una chica con los ojos verde peridoto , fue culpada por un crimen que no cometió. Fue encancerada por el amor de su vida, Ángelo. Fue humillada y maltratada. Ahora que salió de la cárcel después de cinco años. Su vida entera toma otro rumbo, su sangre arde en pura venganza a la familia Clindi. Una acusación que la llevara a la cárcel, donde todo cambiara en su vida, una nueva vida, una nueva identidad. Una historia llena de acción, amor y odio, venganza.
Leer másHola, mucho gusto.
Notifico que esta novela es completamente producto de mi imaginación; nada tiene que ver con la realidad. Si algo le parece conocido, es pura coincidencia. Todos los personajes y actos son una fantasía y el resultado de mis pensamientos. Espero que esta novela sea de su agrado y les guste. Yo daré lo mejor de mí para hacer que todo se cumpla. ¡Feliz día!
"¡Tienes que escucharme, Ángelo! ¡No soy culpable!"
—¡Suéltame ahora, Nadin! Tus súplicas no te ayudarán en nada. Eres la única que estuvo a su lado cuando murió. ¿Qué hacía esta pistola en tu mano? ¿Dime por qué la mataste?
—¡Yo no fui! Cuando desperté, me encontré al lado de ella, bañado de sangre en el piso. ¡Yo no fui! ¡Tienes que creerme! ¿Dime por qué mataría a mi propia hermana? ¡Somos hermanas juradas! ¡Tienes que creerme, Ángelo! Tú, más que nadie, sabes que no soy capaz de ello.
—¡Ahora no te conozco, Nadin! Eres capaz de todo. Sabías que yo y ella estábamos juntos, aun así, me declaraste tu amor. ¿Dime, la mataste pensando que eso te acercaría a mí? ¿Pensaste que matándola tendrías mi amor solo para ti?
Las lágrimas corrían por sus mejillas sin parar. Ángelo hablaba sin piedad, con el rostro lleno de furia y enojo. Ella solo pedía que la escucharan, que le dieran la oportunidad de ser escuchada. Este crimen no fue su culpa. Una bala perdida nunca fue su intención. La estaba protegiendo, pero su sangrado no le importó a nadie; solo la muerte de Amanda.
—¡No! Así no fue. No tienes que mezclar mi amor por ti con la muerte de Amanda. ¡Yo no la maté!
—¿Dime, Nadin, quién fue? ¿Cómo es que estás aún viva y ella muerta? Explícame eso.
Esas palabras le atravesaron el corazón como dagas. Él prefería que ella estuviera muerta, no Amanda. Amanda, la hija querida de todos. La chica dulce y tímida, la que la propia familia de Nadin quería más por su fuerte color de ojos azules, zafiro egipcio. Por su linaje azul, era la más querida de todas. Cuando Nadin despertó, la encontró a su lado, muerta. Ella recibió una bala en el brazo; nadie notó su sangrado, solo la culpa que le echaron por ser la asesina de Amanda.
—¡Nadin, espero que respondas ante los jueces por tu crimen! “¡Asesina!”
—¡No! ¡No soy culpable! ¡Yo nunca fui culpable!
—¡Eso lo veremos!
Le dijo Ángelo, mirándola directamente a la cara.
Nadin Stomcling
Aun estando enojado, lucía hermoso, con las cejas fruncidas. Su espectacular mandíbula cuadrada resaltaba bajo la lluvia, empapado al igual que yo, con ese traje hecho a medida. El logo de Christian Dior en la remangada lucía espectacular. Pero no me alababa, por mis ojos brillosos, un verde intenso peridoto. Tengo los ojos más bellos de todo el universo, verde peridoto, con un toque de esmeralda. Me decía la reencarnada de Kaia, la última diosa. Nunca dudé de ello. En mí siempre gobernaba alguien que no era yo.
Frente a Don Clindi, él me miraba con rabia. No había manera de hacer que las cosas fueran mejor; el cadáver de Amanda estaba postrado sobre la camilla. Unos paramédicos estaban con ella. No había manera de salvarla. Ya estaba muerta cuando nos encontraron.
—¡No soy culpable, lo juro, no lo soy! Nunca le haría daño a mi hermana jurada, nunca.
—¿Dime, Nadin, no vas a confesar? —mientras Don Clindi la miraba fijamente a los ojos.
—¡Tío Clindi, no fui yo! ¡Tienes que creerme, no fui yo!
—¿Habla quién fue? ¿Quién mató a la hija de mi mejor amigo?
—¡Tío Clindi, cuando desperté, ella estaba sobre mí! ¡La moví y no respondía! Tío, tienes que creerme, yo no fui.
—¿Dime qué es esto? ¿Cómo es que estuvo contigo en la escena del crimen?
—¡No! La llevé al muelle. Ella me llamó cuando estaba allí. ¡Solo íbamos de curiosas por las nuevas llegadas de los Bix androides!
—¡Deja de mentir! —gritó Ángelo.
—¿Por qué dices que miento? ¿No estuviste? ¿Por qué me culpas a mí?
—¡Padre, madre, tienen que creerme! ¡Yo no fui, no soy culpable, no la maté!
—¡Explica, hija mía, qué hacías en el muelle, solas en un lugar remoto y lleno de peligro! —dijo la madre de Nadin.
—¿Madre, no me crees, verdad? ¿Crees que la maté? ¿Y por qué haría tal cosa?
—¡Hija mía, si no te explicas, no puedo salvarte! —dijo el padre de Nadin.
—¿Padre, tú tampoco me crees? ¿Esmeralda, tú tampoco me crees?
Los ojos de Nadin se llenaron de lágrimas bajo la luz. Sus ojos verdes brillaban, sus lágrimas iluminadas con un destello. Nadie estaba dispuesto a creerle; hasta su propia familia no estaba dispuesta a creerle. Su mundo, su todo, se había naufragado. Su inocencia estaba más nublada que el mismo inframundo. Todos la miraban como si fuera un bicho raro. Mientras lloraba, sus ojos brillaban mucho más con cada gota de lágrima que dejaba caer.
Nadin Stomcling
Desde mi nacimiento me decían "bicho raro" por mis ojos verde peridoto, un verde que solo lucía en los animales reptilianos y algunas aves. Amanda era una chica muy querida, muy popular por sus ojos azules zafiro y su cabello negro largo. Era la única que aceptaba ser mi amiga. En la universidad, en la secundaria, gané popularidad por juntarme con ella. Otros comenzaron a gustar de mi rareza. Pero en mis ojos solo había una persona: Ángelo Clindi, el hijo de uno de los hombres más poderosos del mundo. Su dinero podía comprar a quien fuera; desaparecía a quien se le antojaba.
Mi familia estaba detrás de él; somos los segundos más abundantes del mundo. Pero nada de eso servía si no podían salvar a su hija. Amanda Stimfer, la hija de un empresario famoso. El padrino de Ángelo. Le entregó a su única hija querida, no solo por ser la chica bella y con rasgos de una diosa zorro púrpura.
La chica que todos aman y todos quieren ser parte de su círculo. Aunque yo tenía todo el dinero del mundo, no podía, ni siquiera, salvar mi pellejo de un crimen que no cometí. Para colmo, toda mi familia cree que fui yo quien cometió el acto. ¿Cómo puedo declarar mi inocencia? Solo yo y la muerta Amanda sabemos cómo pasó todo allí. Solo yo y ella podríamos decir la verdad. Solo ella podría salvarme de esto...
El sol se alzaba en el horizonte, bañando el mundo en un cálido resplandor dorado. Nadin despertó en su habitación, sintiendo una mezcla de calma y ansiedad. Había pasado un mes desde la condena de Esmeralda, y aunque el peso de la tragedia seguía presente, también había un nuevo comienzo en el aire. La vida había cambiado drásticamente, y con ella, Nadin había renacido.Las cicatrices de su cuerpo eran un recordatorio de la batalla que había librado, pero su espíritu era más fuerte que nunca. El embarazo de los mellizos había sido un shock, pero también una bendición. Con cada día que pasaba, Nadin aprendía a abrazar su dolor y convertirlo en fuerza. Sabía que debía romper el ciclo de sufrimiento que había marcado a su familia durante generaciones.Mientras se vestía, sus pensamientos se deslizaban hacia el juicio de Esmeralda. La condena a cadena perpetua había traído alivio, pero también una profunda tristeza. Recordaba a Esmeralda no solo como su enemiga, sino como una mujer rota,
Nadin sintió que algo con sabor a hierro fuerte subía desde su estómago hasta su boca y vomitó. Lo que vomitó fue impactante; toda su mano estaba manchada de rojo. Ella vio que el fuego se desprendía y se acercaba a ella. Se desmayó. Todo el mundo estaba conmocionado por lo que había sucedido. Todo el mundo estaba en shock. Corrieron al médico con Nadin, mientras ella solo estaba en un lado de ensueño diferente a la vida real. Despertó en un bosque oscuro, lleno de huesos humanos. Se asustó y trató de alejarse, pero eran demasiados.Se levantó y empezó a caminar y correr por el bosque; ella estaba perdida en su propio sueño. Lloró por no encontrar una salida; el bosque estaba expuesto a todo tipo de peligros.Por primera vez, pidió ayuda a su madre.—“Madre, por favor, ábreme, sácame de aquí, por favor”.Ella mencionó su nombre y apareció, pero Nadin nunca la conoció.Sorprendida por lo que sus ojos le mostraban, era idéntica a la persona que su abuela le mostró en la foto. Esa era la
Nadie nunca había conocido ese lado salvaje y poderoso de esta mujer. Lo que mostraba era solo lo que les permitía a los demás ver. Pero en ese momento estaban presenciando el poder de una mujer. Todos se preguntaban: ¿qué diferencia hay en llamar al diablo o simplemente verlo venir? En ese momento, solo se encontraba una mujer desesperada, convertida en una tormenta que destruía cada monumento que miraba.Nadin llamó a su pequeño Jay para interrumpir todos los canales de televisión, radio, lo que fuera que se pudiera transmitir. El mensaje era mucho más fuerte que la crítica del mundo. Una palabra de esa mujer estaba poniendo a todos a temblar. No había lugar para el reproche ni la crítica destructiva. Todos temieron a la mujer que habló en la interrupción de su televisión.Cuando ella hablaba, su propio aliento contaminó cada respiración que daban los demás. Un escalofrío recorrió el cuerpo de todos los que la miraban.—“Esmeralda, ¿por qué? Solo es una bebé, es una recién nacida; ne
—Para mí, es una luna hermosa y brillante. Aunque pueda que esté triste, es la luna más hermosa que calienta mi alma e ilumina mis noches oscuras. Te he extrañado más que a mi propio marido.Black sabía cómo hacer que una sonrisa saliera en ese rostro que lucía triste.—Sí, tu esposo lo escucha; harás que me maldiga.—Eso, él no lo tiene permitido.—¿Se han peleado, cierto?—Él es un patán; no merece que esté triste por él.—¿Desconfías de lo que puede llegar a pasar o desconfías de que él se esté yendo para otro lado?—¡Ambas cosas!—El mundo te ha dado suficiente motivo para que no confíes en nadie. Aun así, decidiste avanzar y creer. Porque crees, temerán hacerte daño. Porque saben que crees en ellos, tendrán que pensarlo dos veces.—¿Lo estás defendiendo, cierto?—No, lo digo por ti. Y por mí, somos hermanas. ¿Te acuerdas cómo nos convertimos en hermanas?—¿Por qué preguntas eso?—Para que recuerdes que solo tú puedes decidir si valen la pena o no. Y también, el corazón que tienes
Gasvadok, de rodillas, suplicó perdón y confesó toda la verdad. Nadin no se sorprendió; lo que esperaba era justo eso. Su padre solo la involucró porque todo se había salido a la luz, y la balacera no fue producida por ellos. Al ser descubiertos en la misma noche, la policía había llegado al lugar, y las fuerzas internacionales, para cubrir todo. Solo había una forma: alguien tenía que pagar el precio.Después de que Nadin escuchó todo lo que quería, le dijo a Gasvadok:—Tus mercancías están en mi depósito. Treinta furgones estarán llegando a la nueva dirección que te enviaré. Mañana es una nueva localización que te doy; ese almacén ya estaba en la vista de los federales. Tienes un traidor en tu red. ¡Me agradeces luego de atraparlo!Dicho eso, se levantó. Cuando abrió la puerta, muchos de los hombres estaban en la entrada. Los miró y todos vieron su cara claramente. Pasó en medio de ellos sin decir una palabra.Cuando entraron, vieron a Gasvadok en el sofá, con la cabeza abajo, sorpre
El odio es el veneno letal que consume la carne humana. Odiar a una persona hasta los huesos. Yo odiaba la vida que tuve que pasar, a lo que tuve que enfrentarme. Las pesadillas, todo eran un montón de recuerdos en mi mente. Es muy doloroso, es muy insoportable saber que pagas la culpa de otra persona. Y uno ya no podía vivir con esa carga. Tenía que liberarme de alguna forma. La traición se convirtió en un terreno sin propietario en mi vida. El amor es solo un logo; la traición estaba en toda parte de mi vida.Tenía que hacer que pagaran, y no podía dormir tranquila hasta que lo hicieran. No podía. Cuando sientes ese dolor, por más que quieras luchar, no lo puedes ver ni calmar.Tomé el vuelo a Rusia; tenía que descubrir de quién eran los contenedores y quién más estaba involucrado. Si tengo que mover cielo y tierra, lo haré. Encontraré a cada uno de ellos y les haré pagar. Estaba decidida a todo. No me importaba lo que pudiera pasar ahora.Cuando llegamos a Moscú, con las direcciones
Último capítulo