Ya habían pasado semanas desde que empecé mi entrenamiento con Edon, la próxima Luna llena seria mañana y según me dijeron los Sabios se suponía que era el día en el que mi magia iba a despertar por completo.
En el Claro la gente estaba nerviosa, el regreso de Edon a la Aldea siendo Sabio lo único que había conseguido era crear inquietud, murmullos y habladurías entre la gente. Nunca antes ningún Sabio había regresado a su Clan después de ser nombrado Sabio y eso hacía que, aunque la gente no supiera nada de lo que estaba pasando realmente, presagiaran e intuyeran que algo ocurría, que algo no marchaba bien. En la Aldea nadie tenía conocimiento de la profecía y seguían sin saber quién era yo, seguían pensando que era alguien a quien Dante encontró y dio cobijo y tampoco sabían que su Alfa era mi compañero. Aun así, en la Aldea me habían acogido como a una más, no me haya diferente al resto pese a que todo el mundo sabía que yo era diferente al resto, todos sabían que yo no tenía lobo