capítulo 9

Dante:

— ¿Qué hacemos?

Viktor:

— Cerramos todo. Quiero nombres. Los antiguos aliados de su padre. Todos. Que los interroguen. Si son fieles a Rayden… están muertos. Si quieren sobrevivir… servirán de trampas.

Se da la vuelta bruscamente, mirada oscura.

Viktor:

— Y Dante… si vuelves a mostrar tanta lentitud… te enviaré a hacerles compañía.

Dante:

— Bien, patrón.

Viktor vuelve a mirar la pantalla. Un plano fijo del rostro de Rayden en el momento de la huida. Se inclina, fija los ojos del joven en la pantalla.

Viktor murmurando:

— Crees que es tu regreso… pero no es más que el inicio de tu final. Voy a verte arder… lentamente.

1h más tarde, Dante se reúne con Rayden en su escondite secreto

Escondite secreto – 4h30 de la mañana

Rayden está de pie frente a una pared cubierta de planos y fotos unidas por hilos rojos. Dante entra suavemente, con una sonrisa torcida.

Rayden:

— ¿Entonces? ¿Viktor reaccionó como previsto?

Dante, calmado:

— Está furioso. Aún cree que soy suyo, pero siente que se le escapa. Lo bloquea todo, pero ya es demasiado tarde.

Rayden se acerca a una foto de su padre.

Rayden:

— Cree haberme destruido… Pero la verdadera guerra comienza ahora. Gracias a ti, Dante, lo vamos a destruir desde dentro.

Dante:

— He tomado mi decisión. Se acabó jugar al perro guardián. Esta vez, el que reina eres tú.

Rayden sonríe, los ojos brillando con una determinación fría.

Rayden:

— Pronto, Viktor no será más que un recuerdo... Y esta ciudad será nuestra.

Cuartel general de Viktor – 6h00 de la mañana

Viktor está solo en su despacho, la mirada fija en un viejo medallón que Dante le regaló hace años. Su rostro está duro, marcado por el cansancio.

Dante entra, con una sonrisa forzada.

Dante:

— Patrón, los equipos están en alerta máxima. Ningún movimiento sospechoso detectado por ahora.

Viktor, sin mirarlo:

— Hiciste bien… pero siento algo. Como una sombra detrás de ti. Un olor a traición.

Dante frunce ligeramente el ceño, pero se mantiene tranquilo.

Dante:

— Desconfías de todos, patrón. ¿Incluso de mí?

Viktor, girándose hacia él, frío:

— Sobre todo de ti. Porque estás demasiado cerca. Demasiado… perfecto.

Se acerca y pone una mano en el hombro de Dante.

Viktor:

— Espero no equivocarme. Porque si eres un traidor, no te dejaré escapar.

Dante sonríe, pero en sus ojos hay un destello de desafío.

Cuartel general de Viktor – 8h00 de la mañana

Viktor recorre un expediente lleno de informes de actividades. Su teléfono vibra. Echa un vistazo y luego suspira.

Dante entra discretamente, dejando una memoria USB sobre el escritorio.

Dante:

— Intercepté esto. Comunicaciones encriptadas entre algunos de nuestros hombres y un contacto desconocido.

Viktor toma la memoria, la examina, y luego levanta la cabeza.

Viktor:

— ¿Crees que son ellos, los topos?

Dante con una sonrisa medida :

— Posible. O tal vez otra trampa para hacernos perder el tiempo.

Viktor se endereza, los ojos sombríos.

Viktor:

— Ya no se puede confiar en nadie. Ni siquiera en los que parecen más cercanos.

Un silencio pesado se instala.

Dante:

— ¿Cuáles son sus órdenes?

Viktor:

— Seguir cada pista. Y vigílate, Dante. A veces, el enemigo está más cerca de lo que imaginas.

Viktor mira fijamente a Dante

— Sabes, hace años, habría apostado mi vida por ti. Ahora... ya no estoy seguro.

Dante sonríe suavemente

— Los tiempos cambian, patrón. Incluso los más fieles pueden dudar.

Viktor se levanta, camina lentamente

— Dices eso como si supieras algo que yo no sé. Dante, quiero saberlo todo. ¿Quién es ese topo?

Dante duda un instante

— Tal vez ese topo... sea alguien que nunca vimos venir.

Viktor se queda inmóvil, mirada penetrante

— ¿Me hablas en enigmas? ¿Intentas manipularme?

Dante:

— No, jamás. Pero mira a tu alrededor, Viktor. Las lealtades se rompen. Incluso los más fuertes caen, solos.

Viktor suspira, luego aprieta los puños

— Construí este imperio con sangre y fuego. No dejaré que nadie lo destruya. Ni siquiera tú.

Dante se acerca lentamente

— Entonces, ¿qué haces cuando la guerra se juega a puerta cerrada? ¿Cuando el enemigo está en tu reflejo?

Viktor mira hacia el techo

— Me vuelvo más frío. Más duro. Porque es la única manera.

Dante mira la pantalla, luego a Viktor

— O quizá ya es hora de cambiar las reglas del juego.

Viktor sonríe, amenazante

— Cuidado con no quemarte jugando con fuego.

Dante se dirige a la puerta

— El fuego es lo que nos purifica, patrón. Lo dejo meditar sobre eso.

Dante sale. Viktor se queda solo, la mirada perdida, devorado por la duda.

Viktor, hablándose a sí mismo

— ¿Por qué esta sensación de que todo se desmorona a mi alrededor?

Continuará…

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