Mis pasos se detienen justo donde tu nombre empieza. Sé que voy a lastimarme al pisar el vidrio, pero no puedo evitar este deseo de continuar.IsabellaSuspiro rendida y decido volver a mi oficina. Paso al baño privado de Alexander y trato de limpiarme el jugo de moras de la cabeza, pero es imposible. Espero que Rebecca no se vaya en contra de Camila, podría decirse que es la única amiga que tengo en este lugar a pesar de que no soy muy dada a compartir con ella.Tal vez deba invitarla a tomar algo luego de salir del trabajo, yo también necesito relajarme y olvidarme un poco de todo lo que implica tener una relación con el hombre más intenso de este universo. Termino con el cabello completamente empapado y con restos de fruta en él; definitivamente esto no funciona.Resoplo antes de recogérmelo en un moño alto que disimula el desastre. Y pensar que por mí es que Alison continúa trabajando en esta empresa, tuve que haber dejado que Alexander la corriera. Pero claro, soy una estúpida y
Me siento perdido, obsesionado, trastornado por tu piel, tu boca, tus ojos, tus manos. Me siento perdido y atrapado en el océano de tu mirada; y no tengo miedo de naufragar en tus costas.AlexanderObservo en silencio a la mujer delante de mí y no dejo de preguntarme: ¿por qué accedí a esta cita? Es obvio que lo único que tiene para destilar es veneno en contra de Isabella y la verdad me da igual lo que diga sobre ella, conozco a mi asistente lo suficiente como para darme cuenta de que esta mujer solo la envidia.—¿Entonces su propuesta es que deje a Isabella y me revuelque con usted? ¿Una verdadera mujer? —Arruga los labios odiando mis palabras, pero termina sonriendo y asintiendo.—Yo puedo darte mucho más placer, verdadero placer. Uno que, una chiquilla desabrida como mi hijastra, no puede darte —afirma con tanta seguridad que confirma mis sospechas: es una prostituta jugando a ser una dama de sociedad.—Entiendo, pero la verdad es que jamás me han gustado las putas demasiado usada
Sí, perdido. Perdido, y tu voz me conduce por este laberinto en el que tú no estas.AlexanderMe muevo rápido y atajo a Isabella antes de que caiga de nariz sobre el piso, le hago una coleta con las manos en lo que ella termina de expulsar todo el contenido de su estómago, ignorando el hedor nauseabundo del vómito. Tengo los zapatos y parte del pantalón llenos del asqueroso líquido viscoso, al igual que las puntas de su pelo, ella está salpicada y apesta a licor barato.En este punto no sé si devolverla o ayudarla a asearse, mi estómago se revuelve con hedor; sin embargo, me hago cargo. Cuando termina, la cargo en brazos y camino con ella hacia las escaleras para ir a la habitación.—Señora Davis —llamo.—Señor. —Se asoma desde la cocina y se queda en silencio al ver el estado de Isabella.Suspiro.—Isabella dejó un desastre en el vestíbulo, ¿puede hacerse cargo? —Asiente.—¿Necesita que le ayude en algo más? —Niego y sigo mi camino subiendo las escaleras.Al llegar a la habitación, l
¿Qué haces conmigo? Me he convertido en un títere que solo ansia tus manos.AlexanderEstoy furioso porque se puso en peligro al conducir en ese estado y sobre todo esa cosa que aparenta ser un auto. Casi caigo de culo cuando Rogert me informó, pero al mismo tiempo no puedo evitar reír, al escucharla divagar dormida, habla incoherencias, aunque algunas son realmente interesantes y me dan ganas de quitarle lo ebria a fuerza de gemidos.Pero me temo que, por mucho que haga el intento, no podré despertarla, se encuentra completamente muerta. Me acomodo a su lado y me concentro en su respiración, en esa sonrisa velada que se forma en sus labios y en el sonido de sus murmullos.—Te amo, Alexander. —Abro los ojos de golpe, sintiendo que el mundo se cierne sobre mí y todo se vuelve negro a mi alrededor.Eso no puede ser, ella no puede amarme, no debe hacerlo. Esto no puede continuar así, no va a funcionar. Ella tenía razón, no tuve que haber insistido en acostarme con ella, ahora está confun
El camino por el que tú me llevas conduce al infierno disfrazado de gloria.Isabella¡Respira Isabella, respira por favor!Las palabras de Alexander me caen encima como un balde de agua fría. Los recuerdos de anoche son confusos, jamás había tomado cómo lo hice anoche, es que ni siquiera recuerdo en qué momento empezó todo. Las luces, el alcohol, la música, el baile, todo es una mezcla difusa en mi mente, un caleidoscopio incompresible que me mantiene en silencio escuchando el tono duro de mi jefe.La idea era solo ir por un trago, no terminar bebiéndome hasta el agua de los floreros. Es que ni siquiera puedo recordar cómo es que conduje el auto de Camila sin que la policía me detuviese, no soy una experta detrás del volante y en el estado en el que me encontraba. Es lógico que Alexander quiera ponerme sobre su rodilla y darme de nalgadas.Me puse en riesgo.—Lo siento, no fue mi intención que te preocuparas —musito intentando que la tensión se aligere.Sin embargo, el rostro de mi je
Juegas conmigo, con mi cuerpo y te complaces en mis reacciones. Amo que ames hacerme correr entre tus manos.IsabellaDespierto completamente sola en la cama, mi estómago gruñe con fuerza, no recuerdo cuando fue la última vez que comí algo. Enciendo la luz de la lámpara de la mesita de noche y me quedo congelada por un segundo al darme cuenta de que no estoy en la habitación de Alexander.Cierro los ojos e intento recordar. Las últimas imágenes que me vienen a la mente; son de Alexander y mías dentro de este cuarto. Él me sometió sexualmente y yo disfruté tanto que lo hiciera, fue perverso, controlador y excitante. Mi cuerpo se calienta de solo pensar en todo lo que me hizo sentir; sin embargo, mi estómago gruñe exigente.Salgo de la cama pensando en que voy a ponerme, no obstante, sobre el sofá descansa un lindo vestido turquesa con sandalias a juego, pero sin ropa interior. Me visto y salgo del cuarto para ir a la cocina, necesito comer algo antes de que me desmaye.—Buenas noches,
Me atraes y me alejas, me confundes y me enredas. Me siento perdida y sin salida, atada a tu piel y sin deseos de soltar tu boca.IsabellaNo es tan fácil —, esa frase continúa dando vueltas en mi mente mientras Someone Like You de Adele suena de fondo. Mi corazón late frenético por su confesión, pero algo dentro, más profundo, me insta a ser precavida, a no dejarme caer sin paracaídas a ese abismo que Alexander me promete cada vez que me toca.Creo que es tarde para las prevenciones, ya voy en picada y sin más salvación que sus caricias. Antes de entrar a la sala VIP, mi sexy jefe me hace un resumen rápido sobre el propósito de la próxima reunión. La verdad es que todo lo que me dice es bastante escueto y sin argumento suficiente. Entiendo que la oportunidad se presentó de imprevisto, por lo que no tuvo la oportunidad de elaborar una propuesta más clara y ahora a mí me toca improvisar.—Es una mujer hermosa, inteligente y rubia —pronuncia despectivo el hombre delante de mí en francés
Me pierdo en esa pasión que se desliza por tu piel, me hundo en la humedad de tu cuerpo, me convierto en adicto de tu sabor, de tu aroma, de tu lujuria.AlexanderPierdo el control cuando veo a Isabella desmayada en el piso. La furia explota dentro de mi pecho provocando que vea rojo. Me giro hacia el tipo que se atrevió a tocarla y sin pensar descargo los puños sobre él una y otra vez sin darle tiempo a reaccionar o a responder.Cae al piso y sin perder tiempo me subo a horcajadas sobre él, intenta cubrirse, pero mis puños consiguen impactar en su cara una y otra vez. Escucho el crujir de su nariz, siento como la carne se abre a cada golpe y como la sangre salta en todas las direcciones posibles.Jadeo.Mis nudillos se tiñen de sangre, incrementando el deseo de acabarlo con mis propias manos, por lo que dejó de golpearlo y lo sujeto del cuello, ejerciendo tanta presión como me es posible. Se sacude debajo de mí e intenta soltarse, pero es una lucha en la que las consecuencias me impo