La pasión se transforma en desafío. Mi corazón se enfría y deja de sentir.
Isabella
Me siento entre la espada y la pared. Como suspendida en un vacío doloroso, que me roba el aliento. Hacía tanto tiempo que mi corazón no latía de este modo, que llegue a creer que estaba muerta por dentro, que solo era un caparazón vacío, pero ahora entiendo que solo lo necesitaba a él, el eco de su voz resonando en mi cabeza, agitando cada fibra de mí ser. Necesitaba a Alexander, pero es demasiado tarde para los dos, estoy atada a un compromiso que, aunque no deseo, voy a cumplir. Fernando me ha entregado demasiado a cambio de nada, y sí, lo he intentado de mil maneras, pero simplemente no lo puedo amar del mismo modo en el que amo al padre de mi hijo.
—No pienso permitir que te alejes de nuevo de mi lado, eres mía Isabella —dice rompiendo el silencio en un tono tan frío como el hielo. Sus palabras se clavan en mis entrañas con dureza, mientras sus manos se cierran en puño a ambos lados de su cuerpo.