Rose estaba sentada al borde de la tina, admirando la ancha espalda de Blake.
_ Estás muy tenso mi amor _ le dijo Rose mientras le pasaba la esponja por la espalda _ ¿no quieres que me meta contigo? Sé muy bien que hacer para quitarte todas las inquietudes _ le dio un beso en el cuello.
Él resopló con cansancio.
_ No rose, no estoy de humor_ dijo molesto _ no empieces con esas cosas. Sabes muy bien que no me gusta que me estén encima.
Rose hizo un gesto de tristeza y resignación. Se moría por estrecharlo en sus brazos, por hacer el amor con él. O al menos lo que ella creía que era hacer el amor con él.
_ Es mejor que vayas a dormir Rose... _ le dijo él sin mirarla _ no estoy de humor para hacer nada _ solo necesito estar solo y tranquilo.
La mujer se paró, se abrió su bata de seda dejando a la vista su blanca y tersa piel y luego se inclinó frente a él quedando cara a cara.
_ Blake, no sé que es lo que te sucede, pero al menos dejame cuidarte ... puedes hablar con