Los siguientes días en Lancaster Hall pasaron en una tensa calma ya que la actitud desafiante de Priscilla seguía igual que siempre, pero tanto Maddie como Blake, se dedicaron a vivir su momento y a fortalecer su amor, que en definitiva era lo único que les importaba.
Él se había convertido en un devoto esposo, que parecía ver solo a través de los ojos de Madelaine. Y ella, estaba totalmente rendida ante aquel hombre que por donde pasaba, se llevaba las miradas femeninas. Pero él, era de ella y solo de ella.
Los últimos dos días de su viaje, se trasladaron a Londres, ya que un amigo muy cercano del conde quería verlos: el mismísimo rey, Jorge V. Así que, sin pensarlo, los jóvenes fueron presentados ante el monarca quien los felicitó por la llegada de su futuro hijo, y hasta les entregó un obsequio. Blake, quien en un principio creyó no estar a la altura de la circunstancia comenzó a sentir que ese lugar adonde había llegado gracias a su esposa, era donde debía estar.
“Quién lo d