El ojo de la tormenta

A Hades solo le dio tiempo a levantar la cabeza en dirección a su beta antes de sonreír ocultando cualquier expresión que pudiera asustar a la niña. Catalina era la menor de los cinco hermanos tanto en edad como en cuerpo, apenas le llegaba a él a la cadera pero sus ojos no mostraban la inocencia infantil de una cachorra de su edad.

-¿Y por qué no puedo casarme con tu madre?-

-Porque ella no puede ser reina- la voz de la niña salió aguda e indignada.

Los dos machos se miraron incrédulos.

-Eso no lo decides tu pequeña- Hades se incorporó, a pesar de hablar con una cachorra, que parecía tener unas leyes bastante idas de las manos – Yo soy el

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