Julie terminaba el último sorbo de su té helado cuando Matías y Emily regresaron de su paseo por la galería. Ella con una bolsa pequeña de recuerdos, él con lentes de sol colgando en la camisa y una actitud más relajada que de costumbre.
—¿Interrumpimos algo? —preguntó Matías mientras se acomodaban en la mesa donde ya estaban Luca, Sean y Julie.
—Solo un almuerzo técnico —dijo Luca con una media sonrisa—. Pero siempre hay espacio para más analistas improvisados.
Sean deslizó el menú hacia Emily sin mirarlo.
—¿Galería o club de comedia?
—Galería con potencial de comedia, gracias a mi análisis artístico —respondió Emily con tono burlón.
Julie se dejó caer contra el respaldo, soltando el cuerpo apenas. Pero justo entonces su celular vibró.
Miró la pantalla, suspiró.
—David Waterson… —murmuró.
Atendió.
La voz del jefe resonó firme, impersonal.
—Julie, necesito el avance de la campaña australiana en las próximas horas. Sin pretextos, sin retrasos. Lo que sea que est