Capítulo 2.

«DOS SEMANAS DESPUÉS DEL INCENDIO.»

«OFICINAS DE TERRACORE» 

Lex Stromberg leía el contrato que su amigo, Lysander Scott, había firmado con Andrew Parker. 

—¿Cincuenta millones para poder casarte con Sarah Parker? ¿No te parece una exageración?—, Reclamó Lex.

—Cincuenta millones no es nada para mi bolsillo—, respondió Lysander con arrogancia. 

—Pagar cincuenta millones por una mansión estaría bien, pero, ¿por Sarah Parker? ¿Sarah Parker?—, insistió Lex—, Es una mujer que nadie quiere. Se acostó con tantos hombres, que incluso tuvo un hijo que ni siquiera ella misma sabe quién es el padre. 

—Ya te he dicho que no creo en los rumores.

—Y eso sin tomar en cuenta lo que esa mujer te hizo la última vez... ¿Recuerdas?

—Por supuesto que lo recuerdo, Lex—, dijo Lysander, mientras los recuerdos llegaban a su mente como una ráfaga.

«UN AÑO ANTES»

—Ése anillo te debió costar una fortuna, amigo—, espetó Lex.

—Es de diamante rosa y me costó un millón de dólares—, respondió en voz baja y sonriendo. 

—¿No te parece mucho? 

—¿Mucho?, estamos hablando de Sarah Parker. La mujer más exigente del mundo. 

—¿Exigente?—, Lex soltó una sonrisa contenida—, Querrás decir, vanidosa.

—Éstas exagerando. 

—Me preocupa, Lysander. No estás seguro de que esa mujer sienta algo por tí.

—Ella siempre acepta todos mis regalos millonarios y me ha hecho entender que le gusto. Además, ¿Qué mujer diría que no a un anillo así?

Lex frunció el ceño. 

—Además, hay rumores de que está saliendo con Ethan Valardi. 

—Yo no creo en rumores, Lex. Y aprovecharé la fiesta de su padre para ofrecerle matrimonio.

Sarah Parker comenzó a bajar las escaleras de la mansión y de inmediato llamó la atención de todos.

—Ahí viene— dijo Lysander y fue directo hacia ella. 

—Lysander, espera... 

Lysander no se detuvo por nada, ni siquiera porque Sarah estaba acompañada de Ethan Valardi, bajando esas escaleras. Él la esperó arrodillado en el último escalón. 

Ethan apretó fuerte los labios para aguantar la risa, pero igual fue muy evidente. Mientras que, Sarah blanqueaba los ojos con fastidio. 

—Sarah, ¿Quieres ser mi... 

—Discúlpame un momento—, dijo Sarah interrumpiendo a Lysander—, Tengo un anuncio importante que hacer.

Todos en el salón reían de Lysander y lo señalaban en medio de una humillación histórica. 

Sarah y Ethan pasaron al lado del arrodillado Lysander y fueron hasta el centro del salón. 

—¡Señoras y señores!—, exclamó Sarah, teniendo la atención—, Ethan Valardi y yo nos acabamos de comprometer—, dijo mostrando el anillo de compromiso en su dedo. 

Lex se apresuró y ayudó a Lysander. 

—No te preocupes, amigo. Ella se lo pierde. 

—No, Lex. Sarah Parker algún día me va a pagar ésta humillación. Algún día se va a arrepentir de lo que me hizo. Lo juro por Dios.

(Fin del recuerdo) 

—Es por eso que la estoy comprando para que sea mi esposa—, respondió Lysander—, No es por placer. Es por venganza. Voy a hacer de su vida un maldito infierno. Se va a arrepentir de lo que me hizo—, confesó.

—Como tú digas, amigo—, dijo Lex levantado sus manos en forma de pausa—, El que se la queda pierde—, dijo, dijo encogiendo los hombros.

Una notificación sonó en su intercomunicador. Se trataba de su secretaria. 

—¿Qué sucede, Victoria?—, preguntó Lysander con su dedo en el botón.

—El señor Andrew Parker y su hija están aquí, señor Lysander. 

Lysander levantó la vista y miró a Lex, mientras sonreía.

—Haz que pasen, Victoria.

—De inmediato, señor. 

Lysander quitó el dedo del intercomunicador y se levantó lentamente, mirando a su amigo. 

—Yo me voy—, dijo Lex, levantando las manos. 

—¿Adónde vas? ¿No quieres ver el show?

—No quiero ser parte de ésto—, dijo Lex, mientras salía de la oficina. 

Andrew conducía a Evangeline por el pasillo de mármol de TerraCore hasta la oficina de Lysander. 

—Recuerda lo que practicamos. Eres Sarah. Trata de hablar lo menos posible. Necesitamos que se lo crea—, dijo Andrew. 

Evangeline asintió.

—Lysander te odia por haberlo dejado en ridículo. Te quedas callada si te hacen algún reproche. 

Llegaron a la puerta de la oficina y Andrew respiró profundo antes de entrar. 

Lysander revisaba algunos contratos sobre su escritorio y ni siquiera levantó la vista. 

—Aquí está. Te traje a mi hija, como lo habíamos acordado—, dijo Andrew.

Lysander señaló con su bolígrafo hacia el rincón, donde había una vieja silla de madera sin cojín. 

Evangeline la fue a buscar y se sentó frente al escritorio en silencio y mirando la increíble vista que ofrecía el ventanal detrás de Lysander. 

—Muy hermosa la vista... 

—Deja de hablar—, ordenó Lysander de forma fría y sin dejar de leer los contratos—, Me estás desconcentrando. 

Evangeline apretaba sus puños para aguantar las ganas de ser grosera y sarcástica. 

Finalmente, Lysander terminó de firmar ese contrato y levantó su vista para verla.

—Ahí está. Mi adquisición más costosa—, dijo. 

La palabra “adquisición” hizo mucho ruido en los oídos de Evangeline, que se sintió como un objeto.

Andrew tosió de forma disimulada para llamar la atención.

—Creo que es hora de hablar acerca del pago de los cincuenta millones—, dijo Andrew. 

—Lo pagaré una vez que hayamos firmado el acta de matrimonio. Antes no. 

—Luego de aquí iremos al juicio con Ethan. Ese bribón tiene todos los argumentos para dejarnos en la bancarrota. 

—No es mi culpa que ciertas personas no sepan mantener las piernas cerradas—, Lysander miró con prejuicio a Evangeline. 

Andrew bramó con frustración. 

—Necesito que esa boda sea lo más rápido posible. La imagen de mi empresa y el honor de mi familia está en juego. 

—La boda será en una semana. Será en mi mansión. Y será con el estilo que yo diga—, exigió Lysander. 

—Si. Lo que quieras. 

Andrew estaba desesperado. Él sabía perfectamente que perderían el juicio contra Ethan Valardi. 

Lysander colocó una hoja de papel sobre el escritorio.

—Ésta es una lista de las cosas que quiero que Sarah haga antes de casarnos—, dijo. 

—¿Lista? 

—Necesito que se divorcie de Ethan, obviamente. También quiero que reconozca públicamente que siempre me amó a mí, y que ese matrimonio con Ethan solo fue por conveniencia. Eso me dejará mejor parado con mis padres.

—¿Algo más?—, dijo Andrew. 

—Si. Quiero que se tatue mi nombre en una de sus costillas. 

Evangeline miró a Andrew de inmediato con los ojos llenos de negación.

Lysander notó el par de segundos que pasaron sin que ese contrato estuviera firmado, como él quería.

Respiró profundo y se levantó de la silla con los brazos cruzados detrás de su espalda.

—Te recuerdo, Andrew, que te estoy haciendo un favor. Te estoy comprando a tu hija infiel y te estoy salvando de la bancarrota. Creo que lo menos que me merezco es un poco de respeto.

—Si, por supuesto—, dijo Andrew acercándose a Evangeline con una sonrisa fingida—, firma el maldito papel... Sarah—, siseó Andrew sonriéndole a Lysander. 

Evangeline, al ver que no tenía opción, tomó el bolígrafo e hizo la firma de Sarah, esa que había estado practicando durante los últimos días. 

—Genial—, dijo Lysander mirando la firma—, Ahora, salgan de mi oficina de inmediato. Están ensuciando el piso—, ordenó.

Andrew y Evangeline salieron de la oficina, mientras que Lysander se sentó nuevamente en la silla, oliendo el bolígrafo que había usado ella. En secreto, adoraba el exquisito aroma de su perfume. 

«EN LOS PASILLOS DE TERRACORE»

—¿Un maldito tatuaje?—, reclamó Evangeline a Andrew, luego de salir de la oficina—, Ésto no era parte del trato. 

—No voy a permitir una queja más—, gritó Andrew—, Nadie quiere acercarse a nosotros, los Parker, por culpa de ese bastardo que parió Sarah. Ese bebé es la razón por la cual, nadie nos quiere ayudar. El único que se interesó fue Lysander. 

—Se interesó en Sarah—, insistió Evangeline.

—¡Tú eres Sarah!—, exclamó Andrew, con sus ojos abiertos en su máxima capacidad—, Si Lysander quiere que cantes desnuda en la calle, tú solo le preguntas qué tono quiere escuchar, y lo haces—, gritó. 

—Todos son unos malditos monstruos con dinero.

—¡Cierra la boca y escucha!—, dijo Andrew de manera brusca, mientras la señalaba con su dedo índice—, Te recuerdo que tus padres llevan dos semanas encerrados en una celda... ¿Quieres que salgan de ahí, si o no? 

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