POV VITTORIA ROMANOVA
El aire me dolía al entrar en los pulmones. Cada inhalación era como si pasara una lija ardiendo por dentro. Abrí los ojos con lentitud. La luz de la mañana filtrándose por la cortina apenas iluminaba la habitación, pero fue suficiente para obligarme a parpadear y tratar de orientarme.
Me sentía pesada... como si hubiera corrido una maratón con los pulmones vacíos, y luego alguien me hubiera aplastado el pecho con una piedra.
Me moví apenas unos centímetros y jadeé, el dolor me atravesó como un látigo. Mi pecho ardía.
De repente recuerdos difusos llegaron a mí... la presión, el caos en mis pulmones, cómo el aire se negó a entrar, cómo mis dedos temblorosos buscaron el inhalador y no lo alcanzaron... y después, él.
Aleksey.
Su voz desesperada. Gritando. Tocándome. Las compresiones. Tragué saliva con dificultad.
Giré la cabeza hacia el otro lado de la cama, esperando encontrar vacío, tal vez una silla mal puesta o rastro de que ya se había ido, pero no. Ahí estaba;