POV VITTORIA ROMANOVA
No lo había escuchado moverse, pero de repente su presencia era una sombra envolviéndome. El calor de su cuerpo, el aroma del whisky mezclado con su colonia, la energía sofocante que irradiaba su cercanía... todo me hizo quedarme inmóvil. Mis labios se entreabrieron cuando sus manos encontraron los broches ocultos en la parte trasera del vestido. Sus dedos trabajaron con precisión, liberando uno a uno con una facilidad humillante, como si fuera algo que había hecho mil veces antes.
El alivio fue inmediato, el corsé cedió, la opresión desapareció y el vestido se deslizó lentamente por mi cuerpo, deslizándose como un río de seda hasta quedar desparramado a mis pies.
El aire frío de la habitación acarició mi piel desnuda. Solo quedaba la diminuta tanga que apenas cubría lo esencial, y mi cabello aún recogido en el moño que había llevado durante toda la noche. Antes de que pudiera moverme y taparme, sentí sus dedos en mi nuca.
Con un solo y experto tirón, desató el l