Kevin frunció los labios.
—Dudo mucho que ella te deje, he visto como se le ilumina la mirada cuando está contigo —declaró.
Gerald lo inspeccionó con la mirada.
—¿Estás saliendo con la amiga de Myriam? —cuestionó. —¿Qué te ha dicho? —indagó con desespero.
Kevin carcajeó.
—Solo somos amigos —declaró—, pues según Elsa… Myriam solo habla de ti, y dice que has transformado su vida, que se ve más segura de sí misma, que no es la sombra de la mujer abnegada a quien Raymond humillaba, a tu lado es otra.
Gerald parpadeó pensativo.
—Siente agradecimiento por mí, es todo.
Kevin negó con la cabeza.
—Ella también siente cosas por ti, se le nota, pero eso solo lo puedes descubrir si le confiesas tu amor.
Gerald rascó su cabeza.
—No puedo, tengo miedo de su rechazo, no, no se lo diré, al menos no por el momento —indicó—, cuando sea mi esposa, me encargaré de conquistarla, y haré que me ame con todos mis defectos —sentenció.
*
Los días transcurrían y se aproximaba el día