Los ojos de Stella se anegan en lágrimas, pero, a diferencia de todas las últimas veces, ahora esas lágrimas eran de alegría y gozo.
Sin dudarlo ni un solo instante, ella asiente con su cabeza incapaz de hablar por el nudo que tiene en medio de su garganta.
James desliza el anillo por su dedo y la rodea con los brazos para levantarla y darle vueltas en el aire.
—Vamos a ser verdaderamente felices, Stell, te lo prometo.
Cuando él la baja, ella se acerca de nuevo y le da un dulce beso en los labios.
—Nunca dudaría de ti. Te amo, James —ella envuelve sus brazos alrededor de su cuello y vuelve a besarlo.
Las manos de él se presionan en las caderas de la chica apretándose contra ella con gran entusiasmo, dejándose consumir por el gran amor que estaban sintiendo.
TRES DÍAS DESPUÉS
Stella le ha confiado a James el prototipo de su padre. Está segura de que él hará lo correcto y terminará el proyecto.
La rueda de prensa para el lanzamiento oficial comienza pronto y ella todavía no sabe qué se