Santiago era cada vez más insistente con Luciana, y a medida que ella intentaba distanciarse, él la seguía sin cesar. Cansada, decidió apartarse y beber un jugo en lugar de seguir el juego. Sin embargo, Santiago no se detuvo y la agarró por detrás, pero Luciana lo empujó con firmeza.
—San, Perla quiere bailar contigo. Mira cómo nos está observando —le dijo, intentando poner fin a la situación.
Santiago, sin hacer caso, acarició el cabello de Luciana, un gesto que solo aumentó su incomodidad. Luciana observó a Christhopher desde lejos, que estaba apretando una copa con tanta fuerza que casi la rompía. La tensión en su rostro era palpable.
—Chris, ¿estás bien? —preguntó Luciana, acercándose rápidamente a él.
—Sí, suéltame —respondió Christhopher, claramente irritado.
—Hermano, ¿estás bien? —intervino Santiago, acercándose a Christhopher.
—Estoy bien. Sigan con la fiesta, yo me largo —dijo Christhopher, su voz llena de enojo.
—Es nuestro cumpleaños y todavía falta el regalo de papá —repl