Un coche se detuvo frente a la florería.
Isabela, que estaba recortando las ramas de flores, levantó la vista y miró hacia el coche.
Parecía ser el coche de Dalia.
Cuando Isabela recuperó la vista, Dalia se marchó en su coche. Isabela recordó el número de matrícula de Dalia.
El coche de Dalia era un BMW Serie 7, un regalo que había recibido por su 18 cumpleaños. Isabela recordaba claramente que el día que Dalia recibió su nuevo coche, había venido con las llaves para presumir, burlándose de Isabela por no poder conducir ni tener un coche.
Porque Isabela era ciega.
Isabela nunca había olvidado lo hiriente que era la risa arrogante de Dalia.
Sin embargo, la situación se desarrolló de manera completamente contraria a las expectativas de Dalia. Ahora, Isabela no solo poseía automóviles, sino varios vehículos de lujo. El único problema era que aún no sabía conducir.
Había pensado en sacarse la licencia de conducir, pero simplemente no encontraba el tiempo.
Estaba ocupada dirigiendo su empre