—Papá, ¿sabes algo? Mi mamá ni siquiera fue a la empresa cuando volvió de su viaje, ha estado de muy mal estado, y no come nada. Sólo ha pasado un día desde que mi mamá decidió... ¿Qué demonios ha pasado?
—Papá, ¿qué nos estás ocultando? Por favor dinos para que podamos resolverlo.
Osguardo se hizo eco de las palabras de su hermano.
Ni siquiera Ricardo entendía muy bien lo que estaba pasando.
Sandra no había revelado nada a nadie cuando llegó a casa.
Ellos, como hijos, sólo sabían que su madre estaba de mal humor y parecía ansiosa.
Pero no tenían la menor idea de lo que había ocurrido.
Aunque su padre no tenía ningún poder en esta familia, él y su madre llevaban décadas casados, tal vez había algo que les ocultaba.
Tras un momento de silencio, Enrique dijo, —Es mejor que no lo sepáis. De todos modos, cualquiera os haría daño menos yo, así que es mejor que me escuchéis. Coged todas vuestras cosas de valor y daos prisa en ir a la familia Zafón con vuestras esposas e hijos.
—He construido