Sabían que sus discípulos estaban repartidos por todo el mundo y que eran peces gordos muy poderosos en todos los ámbitos.
Pero sólo muy pocas personas podían ver a los ancianos personalmente.
De repente se reunieron en Wiltspoon, y la vieja señora York estaba encantada de acudir a la familia Stone para hacer una invitación, por no hablar de Rafael.
Audrey sonrió y respondió, —Está bien. Te dejaré primero un tazón de gachas, así podrás comerlas cuando llegues, no estarán demasiado calientes.
—Tía, eres muy amable, gracias.
Serenity agradeció dulcemente a su tía.
Audrey esbozó una sonrisa muy feliz.
Elisa tocó a Remy a su lado y susurró, —Desde que mi mamá recuperó a sus sobrinas, sólo sonríe tan amablemente a sus sobrinas.
—¿He sido mala contigo? Qué palabras tonterías. Eres mi hija favorita. No esperaba que estuvieras celosa de Seren.
Audrey terminó la llamada y escuchó las palabras de su hija, fingiendo maldad y fulminando a su hija, y fue a dejar a Serenity las gachas.
—¿Por qué aún