La abuela decía que no debía importarse la cara cuando cortejaba a una mujer.
De lo contrario, nunca saldría bien.
Zachary, tan orgulloso, bajaba la cabeza por Serenity, y así fue como acabó con una vida feliz que actualmente era la envidia del mundo.
Arturo pensó que eso valía la pena.
Por eso, ya no le importaba la cara.
De todos modos, ya había dejado claro a la abuela y a Doris lo que realmente pensaba. Ya no le pesaba psicológicamente perseguir abiertamente a la chica que realmente le gustaba.
Zorrita no dijo nada.
—Sólo quiero saber tu apellido. Siempre llamarte Zorrita me hace sentir que te estoy maldiciendo.
—Ese es mi apodo. Todo el mundo sabe que Zorrita soy yo.
Zorrita no quería dar su apellido.
—Has enviado a gente a investigarme, ¿no pueden descubrir nada?
Zorrita sonrió burlona, bastante contenta de que Arturo no pudiera averiguar quién era en realidad.
Zorrita tenía cien caras distintas, y desde el momento en que se presentaba en sociedad con su nombre, nadie sabía cuál