Liberty le dio un golpecito en la frente a su hijo y le dijo: —Qué tonterías.
Sonny se frotó la frente y le dijo a Duncan: —Tío Duncan, me duele.
Duncan le tocó la cabeza y dijo: —Liberty, no le des más golpecitos en la frente a Sonny, ten cuidado que se vuelva poco inteligente.
—¿Cómo puede? A menos que él lo sea así.
—Pero estoy muy inteligente.
Sonny hizo una mueca a su mamá y luego se lanzó a los brazos de Duncan ocultando su cabeza, sabiendo que Duncan lo protegería.
Duncan, que mimaba muchísimo a Sonny, finalmente lo llevó a la juguetería.
Cuando entró en la juguetería, Sonny fue a coger unos cuantos libros ilustrados, volvió al lado de Liberty, levantó la carita y preguntó: —Mamá, he elegido los libros, ¿me podrías comprar unos juguetes?
Aunque Duncan había dicho que le regalaría juguetes, Sonny quería preguntarle a su mamá su opinión.
Si no estaba de acuerdo, no lo quería.
Liberty dijo: —Bueno, pero sólo puedes comprar uno, así que ve y elige el que más te guste.
Sonny aceptó,