Enrique no tenía tantas agallas.
Sandra podría expulsar incluso a sus hijos, por no hablar de él.
Sandra se dio la vuelta y se marchó.
Chloe acompañó a su madre y le preguntó del estado de su padre.
—Quédate aquí y charla con él, dentro de una hora vendrá Ricardo, es el hijo mayor, debe cuidar de su padre.
Chloe no dijo nada.
Caminando y charlando, las dos llegaron a la entrada del ascensor, Chloe se detuvo y observó cómo su madre se marchaba con el grupo de guardaespaldas antes de volverse hacia la sala.
Gonzalo le sirvió a Enrique un vaso de agua y Enrique se mostró muy cortés con Gonzalo.
Nadie se atrevía a subestimar al asistente de la cabeza de familia o de la heredera, era su núcleo.
Sandra también respetaba a Gonzalo.
—Chloe.
Enrique sonrió a su hija al ver que había vuelto.
—Papá, ¿cómo estás? ¿Te sientes Mejor?
Preguntó Chloe amablemente mientras se sentaba frente a la cama de su padre.
Para Chloe, pasar tiempo con sus padres biológicos parecía como si fueran un anfitrión y un