Callum respondió: —Lo adivino. Sus dos tías vinieron a su casa anoche para armar problemas, e Isabela ordenó a los guardaespaldas que las sacaran. Yo estaba con Isabela y ellas me convencieron delante de mí para que no tuviera relaciones íntimas con ella. Decían que Isabela era ciega.
—No me sorprende que hubieran ido a la villa para verte. Mamá, ¿qué dijeron?
—Dijeron que Isabela no era digna de ti, que Isabela era ciega, que demandó a su madre lastimó a su padrastro, etc. Dijeron que era una persona ingrata y tenía mala moralidad. Esperaban que yo impidiera que vosotros dos estuvierais juntos.
Aunque Callum supuso que Seraphina y Eulalia irían a la villa, todavía tenía la expresión sombría después de escuchar el relato de su madre.
Él nunca había regañado a Isabela.
Pero sus tiías seguían llamando ciega a Isabela.
La próxima vez que los encuentraba, no sería un caballero y simplemente le pediría a los guardaespaldas que los echaran.
Callum le preguntó a su madre: —Mamá, ¿cómo las ref