El teléfono móvil de Serenity sonó. Era Zachary.
Al ver quién la llamaba, ella rió y dijo: —Hablando del rey de Roma, ¡y él que se asoma!
Jasmine le bromeó: —Qué suertuda eres. A pesar de lo ocupado que está señor York con su trabajo, te llama con frecuencia. Es evidente que realmente te tiene en un pedestal. Claro, mi Josh tampoco se queda atrás conmigo, aunque todavía no es oficialmente «mío» porque no me ha propuesto matrimonio.
Serenity atendió la llamada de Zachary.
—Amor, estoy en camino. Espérame diez minutos y estaré allí —le dijo.
—¿Vienes aquí?
Preguntó ella sorprendida al principio, sin comprender el motivo de su visita. Pero luego recordó que tenía que recoger los resultados del centro de verificación y él le había mencionado que quería acompañarla.
Miró la hora. Eran las dos y media de la tarde, hora en que él usualmente estaba trabajando.
Había dejado a un lado un montón de responsabilidades para estar con ella. Para él, todo lo que tuviera que ver con Serenity, sin impor