Capítulo 940
—Yo también soy tu tío, pequeño.

Santiago lo vio venir de nuevo hacia él e inmediatamente lo esquivó con su mano gorda, dandole un golpe en la cara.

—No, no eres...

Polo sonrió y abrazó a su hijo:—Bebé, el tío Emilio es inteligente, así que no necesita tu ayuda, pero este tío es un poco bobo y da mucha lástima. ¿Te enseñé a ser compasivo, no?

Santiago asintió con la cabeza y respondió con voz suave:— Sí.

—Entonces ayudemos a este estúpido tío, ¿vale?

Santiago parpadeó por un momento, como si creciera, y asintió fuertemente.

—Bebé, eres un buen, buen chico.

—Polo—Daniel apretó los dientes.

Polo le miró y enarcó una ceja. —¿Cómo?

—Nada—Daniel dijo esas cuatro palabras en un tono feroz—. Te doy las gracias.

...

El fin de semana hacía un día precioso, y Lucía y Soledad iban hombro con hombro, caminando despacio por el campo cubierto de hierba.

Soledad en realidad no había querido salir a jugar, pero en cuanto escuchó la voz suave y pegajosa de Santiago en el teléfono, su corazón se derriti
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