—No te preocupes—pensó Daniel un momento y dijo con voz grave—, haré que alguien te envíe de vuelta más tarde, en cuanto a tu hermano, la familia Ramírez va a protegerlo, Hera no será tan estúpida como para hacerle daños en el hospital.
Susana le miró agradecida y asintió suavemente.
Sin embargo, justo cuando estaban a punto de marcharse, los teléfonos móviles de Daniel y Susana sonaron uno tras otro.
Era la voz de una noticia.
—Exclusiva: tienen relaciones secretas el príncipe Huntley y el tercer señorito de la familia Juárez de la Ciudad Central, ¿amor entre hombres?
La mano de Daniel tembló y el teléfono le casi cayó al suelo.
El rostro de Susana cambió de miedo y se puso pálido como un papel: —No lo hago... ¡No soy yo! ¡Acudí a usted en cuanto escapé de la Alteza! ¡Juro por la vida de mi hermano que no envié tal mensaje a ningún medio de comunicación!
La sombría le tapó la cara de Daniel, obligándose a calmarse.
En pocos minutos, la noticia se hizo viral, se compartió en los princi