Pero sus palabras solo hicieron que la gente simpatizara más con ella y que creyeran aún más que en realidad estaba esperando un hijo de Santiago.
Finalmente, abuela Aurora habló: —¿Cómo está el niño que Alba lleva en su vientre?
—No es grave— respondió el médico, añadiendo, —pero sería mejor que descanse y cuide su embarazo.
—Entendido— respondió abuela Aurora, sin mostrar ninguna emoción en su rostro, —escuché que Alba se cayó de las escaleras hace un momento y aún así no sufrió daños graves; este niño es realmente afortunado.
Las palabras de abuela Aurora eran ambiguas.
Greta inmediatamente tomó la palabra, —Sí, gracias a Dios.
Abuela Aurora soltó una leve risa, y antes de que los demás pudieran indagar sobre el significado de su risa, se dirigió a Alba, —Entonces haz lo que dice el doctor y cuida bien de tu embarazo.
—Sí, claro, abuela. —Alba se sintió satisfecha. Abuela Aurora le pidió que cuidara su embarazo, lo que implícitamente significaba que reconocía al niño en su v