421. Casi fatal
La carretera se convirtió en una pesadilla en movimiento.
Los árboles pasaban borrosos por mi visión. El volante se sentía cada vez más inestable bajo mis manos, y los coches… estaban encima de nosotras. Uno a cada lado, otro detrás, y uno más bloqueando el frente.
"¡Nos van a acorralar!", gritó Juliana.
"¡No lo permitiré! ¡Agárrense fuerte!", advertí, intentando mantener el coche bajo control.
Pero no hubo tiempo.
El coche de la izquierda colisionó con fuerza en nuestro lateral, lanzándonos contra el otro que nos flanqueaba. Un chasquido seco, cristales rompiéndose, metal abollándose… y entonces, todo se derrumbó.
El mundo dio vueltas.
El coche giró en el aire. Una. Dos. Tres… cuatro veces. Las ventanillas explotaron, el sonido del metal retorciéndose lo invadió todo. Gritos. Vidrio. Dolor. Sangre.
El impacto final llegó como una explosión muda, lanzándonos contra el suelo en un crujido mortal. La cabina quedó de lado, los cinturones de seguridad salvando nuestras vidas… por poco.
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