Jenna

Rylan me jaló por la cintura, pegando nuestros cuerpos en medio de la pista de baile.

"¿Vas a caminar o prefieres que te cargue al cuarto?".

La forma en que me miró me hizo estremecer hasta el alma.

"Yo quiero...", susurré, apenas reconociendo mi propia voz. "Yo quiero...". El gruñido de su pecho me encendió.

Él gruñó suavemente con una sonrisa depredadora en los labios y, sin pedir permiso, pasó un brazo firme por detrás de mis rodillas y me alzó en brazos como si yo fuera la cosa más ligera del mundo.

"Adiós, invitados. La fiesta se acabó para nosotros", anunció con naturalidad, cargándome en medio de la multitud atónita.

Las risas estallaron, seguidas de aullidos y aplausos.

Nuria apareció corriendo entre los lobos, con los ojos brillando y una sonrisa cómplice.

"¡Espera! ¡Falta esto!", dijo, extendiendo mi ramo.

Tomé el arreglo de sus manos, riendo sin aliento.

"Gracias, hermana".

"Vamos, lánzalo ya antes de que te arrastre de aquí".

Solté una carcajada y, con el brazo libre