Jenna

La respiración de él entre mis piernas todavía resonaba en mi cuerpo. Pero mi hambre... no había desaparecido. Solo había cambiado de forma.

Mis dedos agarraron el cabello de Rylan, y tiré con firmeza, obligándolo a subir hasta mí.

"Ahora es mi turno".

Él me miró, sorprendido. Sus ojos ámbar chispearon, y una sonrisa peligrosa curvó sus labios.

"¿Me vas a devorar, pequeña?".

"Te voy a dejar rogando".

Besé su boca con urgencia, saboreando el gusto salado de mi propia piel. Mi lengua danzaba con la suya — feroz, posesiva.

Mis manos bajaron por su pecho, los músculos duros y calientes bajo mis dedos. Y entonces llegué al pantalón.

Sin dudar, desabotoné. Bajé el cierre despacio. Sentí el volumen palpitante presionado contra la tela.

Él gimió bajo, el sonido gutural, tenso.

"Jenna...".

"Shhh", susurré. "Ahora, cállate y solo siente".

Bajé el pantalón y el bóxer en un solo movimiento. Su miembro se liberó... erecto, caliente, palpitando deseo.

Antes de que él dijera cualquier cosa, lo