181. Solo dime
Jenna
Estaba vacía.
Tumbada en la cama, mi cuerpo todavía hormigueaba donde los labios de Rylan habían estado. Un agujero en el pecho me tragaba, como si algo esencial se hubiera desvanecido.
Me llevó al éxtasis con esa boca pecaminosa. Me hizo desmoronarme de placer. Y luego, me abandonó.
Se fue prometiendo marcarme, pero solo cuando él quisiera. Ahora, yo ardía por él... por su toque, su olor, su voz ronca.
La rabia crecía, tan fuerte como el deseo. ¿Cómo se atrevía a dejarme así? ¿Palpitando, necesitada, incompleta?
Lo quería con una ferocidad que no podía explicar. Mi loba aullaba por él, aunque en mi mente yo quisiera fingir que todo estaba bien. Si él no quería, ¡ok!
"Idiota", murmuré, con la voz embargada, el corazón aún en guerra con mi cuerpo.
Tiré las piernas fuera de la cama, sintiendo su calor todavía pegado a mi piel como una maldición.
Cada paso hasta el baño era un recordatorio de sus manos, de su toque, de su grave gruñido en mi oído.
Abrí la ducha en la temperatura má