174. Elegir quedarse
Nuria
Me detuve a pocos pasos de él, sintiendo la tensión vibrar en el aire.
"No", respondí, firme, aunque mi corazón doliera. "No vine a impedírtelo".
Él se giró entonces, despacio, como una fiera acorralada.
Los ojos plateados me atravesaron como puñales.
"¿Entonces a qué viniste? ¿A consolarme? ¿A decirme que todo va a estar bien?". Su risa fue seca, sin humor. "Ahorra tu tiempo, Nuria. No necesito tu lástima".
Esas palabras me cortaron.
Hondo.
Pero no me moví.
"¿Lástima? Yo no te tengo lástima, alfa", dije, dando un paso más en su despacho. "Lo que siento por ti es amor".
Él cerró el puño sobre la mesa, los nudillos blanqueándose.
"¿Amor?", repitió, venenoso. "Tu amor mató a mi sobrino. Él se alejó de mí, por esto que creamos".
Me estremecí.
Era cruel.
Era injusto.
Pero era lo que él necesitaba decir.
"No fui yo quien puso una bomba en ese coche", dije, la voz quebrándose. "Y tú lo sabes, Stefanos. No me castigues por un crimen que no cometí".
"Si no fuera por ti...", empezó, la v