Stefanos

Ya estaba sentado a la mesa cuando ella entró.

Nuria.

Cabello suelto, sonrisa leve, y un brillo en la mirada que me hacía olvidar por un instante que el mundo exterior aún estaba en guerra.

Ella caminó hacia mí con pasos suaves, me besó en la comisura de la boca y se sentó a mi derecha, como si la noche anterior todavía nos envolviera.

"¿Conseguiste la información que querías?", le pregunté, apoyando el codo en la mesa y observando cada detalle de su rostro.

"Sí, pero está frustrada", respondió, divertida. "Rylan es una incógnita y quiero que me cuentes qué lo hizo ser así."

"Hmm, no sé si soy la persona adecuada para eso." Ella levantó una ceja.

"¿Tan malo así?" Ella tomó un pan y yo asentí.

"Es complicado..."

Antes de que pudiera decir lo que realmente sabía, la puerta principal se abrió y Rylan entró, como si supiera que era el tema de conversación.

Saludó con un breve asentimiento, como siempre hacía, pero su mirada se encontró con la de Nuria por un segundo... y él supo