149. Sorprendida
Nuria
Bajábamos las escaleras de la mano, en ese tipo de silencio que solo existe entre dos personas que se conocen con el tacto y no necesitan palabras.
Stefanos entrelazó sus dedos con los míos y los apretó suavemente, con esa media sonrisa perezosa que era solo suya.
"Estás extrañamente callada, Ruina...", murmuró, con los ojos aún brillantes por la noche anterior. "Esto suele significar peligro inminente."
"Tengo hambre", repliqué, levantando la barbilla con falsa nobleza. "Y con el ego por las nubes. Déjame disfrutar antes de volver a ser humilde."
Él rio bajito y negó con la cabeza, tirándome un poco más hacia él mientras nos dirigíamos a la cocina.
Cuando doblamos el pasillo que daba a la cocina, el olor llegó antes que la imagen. Un perfume conocido, pero... extraño allí.
Me detuve un paso antes de la puerta.
Jenna.
Entrando por la puerta lateral de la cocina, intentando caminar como si fuera invisible. Pero el olor de Rylan estaba en ella.
Entero.
Mis ojos encontraron los suy