133. Sabor a sangre
Stefanos
El silencio que cayó sobre el salón era denso, como la calma antes de la matanza.
Solon me encaraba.
La mirada era la misma: arrogante, traicionera. Pero algo en su postura… dudó. No dio un paso al frente. No gruñó. No sonrió como la última vez.
Al final, retrocedió. Un único paso. Casi imperceptible, pero para mí… fue suficiente.
"No era mi intención faltar al respeto", dijo, con esa voz arrastrada de quien ha ensayado cada palabra frente al espejo. "Solo quería saludarla. Decirle un 'hola'... cordial."
Cordial. Maldito hipócrita.
Mis garras querían atravesar su garganta, y mi lobo aullaba por la oportunidad. Pero me mantuve firme. Letal. Silencioso.
El verdadero poder no grita. Se impone.
Solon lo entendió. Y retrocedió.
"Si ya la ha saludado, puede largarse. Mi Luna y yo no queremos problemas. Si permanece un minuto más cerca de ella, no respondo por mí." Él sonrió, alejándose un paso más, pero se inclinó lentamente hacia un lado y la saludó con la cabeza, haciendo que mi