05. Sumisa
Nuria
La rabia hervía dentro de mí. Sostuve el cubo con fuerza, los dedos clavados en el metal frío, y di un paso hacia adelante. Mi corazón latía contra las costillas, como si mi propia existencia intentara escapar de aquel infierno. Pero era inútil. No había escapatoria para alguien como yo.
Y entonces, simplemente… lo solté.
El cubo cayó con un estruendo seco, el agua salpicó el suelo pulido, rociando mis pies, empapando el dobladillo de la simple vestimenta que me habían obligado a usar. El silencio que siguió fue denso, cargado, como si incluso el aire dentro de aquella sala estuviera esperando para ver qué sucedería.
Stefanos se movió. Lento, sin prisa. Se levantó de la silla con la tranquilidad de un depredador que sabe que la presa no puede escapar. Su mirada plateada recorrió cada gota derramada, cada centímetro de mi rostro, y una sonrisa de lado se formó en sus labios. Una sonrisa que me enfurecía.
"Interesante."
Maldito fuera él y su manía de encontrar todo interesante.
Yo